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EVITAR LA MUERTE O DISFRUTAR LA VIDA. ¡ÉSA ES LA CUESTIÓN!

EVITAR LA MUERTE O DISFRUTAR LA VIDA.

¡ÉSA ES LA CUESTIÓN!


Me planteo este dilema por la actual influencia de las corrientes que buscan estilos de vida más sanos y la proliferación de todo tipo de medicamentos, dietas, suplementos alimentarios y pruebas médicas preventivas con el fin de alargar la vida y prevenir la enfermedad.


En algunos casos este excesivo interés por alargar la vida puede que no sea compatible con disfrutar de ella. Me explico.... Comer es un placer. Pero si debo comer pendiente de los nutrientes que me aporta lo que como, no ya para hacer bien la digestión o no tener sobrepeso, sino para que no entre ningún producto tratado, contaminado, industrializado, etc., el placer de comer se diluye en una preocupación cuya base estaría en el miedo, y es sabido que el miedo anula la posibilidad de disfrutar de las cosas.


Estilos de vida como el “veganismo” conllevan una dieta que pretende ser sana pero que requiere ciertos controles médicos y aportes suplementarios de vitaminas.


Ya se ha descrito la “ortorexia” como un trastorno de la conducta alimentaria que consiste en la obsesión por la comida sana. Las personas que sufren esta patología se ven obligadas a seguir una dieta que excluye la carne, las grasas, los alimentos cultivados con pesticidas o herbicidas y las sustancias artificiales que pueden dañar el organismo.


No pongo en duda que las recomendaciones de la OMS sobre los productos cárnicos procesados sean ciertas, pero dónde queda el placer de comerse un chorizo criollo en una barbacoa.


En una conversación reciente con una persona que conozco bien y que por desgracia ha tenido un melanoma, me dijo que una investigadora oncóloga, al hacerle una analítica, le había comentado que hacer deporte en exceso podría favorecer el desarrollo del cáncer a través de la acción del ácido láctico. ¡Eso entendí! Esta persona hace bastante deporte ¿Entonces… debe dejar de hacer deporte al ritmo que le gusta?


Hace tiempo me hicieron una colonoscopia y el médico me dijo que estaba todo bien y que me hiciera otra a los cinco años. Cuando pasaron cinco años otro especialista me dijo que me hiciera esta prueba cuando tuviera algún síntoma pero que no era necesaria de forma rutinaria y periódica.


La ciencia avanza y su difusión se extiende a la población. Esto está bien y es muy democrático. Pero no hay que olvidar que también tiene un trasfondo económico. Los suplementos, alimentos ecológicos, medicamentos y pruebas médicas preventivas, forman parte de una potente industria que se lucra, en algunos casos, aprovechando el deseo de evitar la muerte. Es sabido que generando el miedo se vende mejor la seguridad.


Como en la mayoría de los problemas complejos de nuestra sociedad actual, no creo que podamos llegar a una solución definitiva. No por ello, debemos renunciar a vivir con satisfacción y para ello recomiendo, como psicólogo, no adoptar ideas extremistas y obsesivas sobre la salud. Tener una filosofía de vida que nos permita cuidarnos mientras disfrutamos de la vida es lo deseable. También, habría que vigilar los comportamientos excesivos con respecto a la salud. Con esto me refiero a observar cuánto esfuerzo y dinero dedicamos a este asunto en relación a otros. Tiempo de ejercicio físico, conversaciones relativas a dietas, búsqueda de información en internet, …, etc. Compras de vitaminas y medicamentos innecesarios sin control médico, productos ecológicos y de herbolario, y, en general, todo lo que nos venden como “salud” cuando lo que hacen es “negocio”.


Me gusta la vida sana, la alimentación equilibrada, me hago revisiones médicas y practico deporte, pero no lo hago para evitar la muerte sino para disfrutar de la vida. ¡Esa es la cuestión!





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